sábado, junio 29, 2024
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La Copa América es otra prueba, la Vinotinto tiene armas para pelear en el Norte

El inveterado sueño vinotinto de clasificar a un Mundial de Fútbol entró en pausa por unos meses para enfrentar la ilusión continental de trascender en la Copa América de Estados Unidos. Agarrada al buen rendimiento exhibido en las primeras seis fechas de la eliminatoria de CONMEBOL al Mundial de 2026, en la que marcha cuarta con nueve puntos, la escuadra nacional tiene argumentos sólidos para creer que clasificar como uno de los mejores del Grupo B en el país del norte no es una quimera.

El trabajo planificado en cada detalle que ha venido realizando el cuerpo técnico encabezado por el argentino Fernando “Bocha” Batista se ha visto reflejado dentro y fuera del terreno de juego.

El Bocha ha sabido elegir con certeza a los jugadores para las distintas convocatorias, los ha colocado en su exacto puesto sin inventar soluciones imposibles y ha potenciado las habilidades individuales en función del rendimiento colectivo.

De allí que uno de los puntos altos de la selección para rivalizar contra Ecuador, México y Jamaica en la Copa América sea la solidez defensiva. Con un esfuerzo compartido para presionar arriba la salida del rival, o para retroceder y juntar líneas con el propósito de que los volantes realicen vigilancias defensivas, cubran espacios, reduzcan las líneas de pases y cubran las subidas de los laterales, la Vinotinto es uno de los equipos que menos goles ha recibido en la eliminatoria (3).

Las libertades que siempre ofrecía Venezuela por los costados, donde los laterales quedaban expuestos a los mano a mano o eran víctimas de superioridades numéricas, las ha reducido el Bocha con diversas fórmulas. Ha recurrido a tres centrales y dos laterales volantes que en fase defensiva forman una línea de cinco o ha utilizado una línea de cuatro en el fondo con dos laterales con capacidad para acompañar a los hombres de arriba y sumarse al ataque con desbordes, centros o llegadas por dentro y por fuera. En esa última línea, Venezuela puede recurrir a centrales con gran juego aéreo como Wilker Ángel y Jhon Chancellor, y laterales con conjugar firmeza para contener y capacidad para lanzarse al ataque como Alexander González, Jon Aramburu, de gran temporada en la Real Sociedad de la Liga de España, y Miguel Navarro.

Pero la gran fortaleza de la selección está en la mitad del campo, donde abunda la pierna fuerte, la inventiva y el talento para destruir el juego del rival y crear opciones de riesgo.

La energía y pulmones del Brujo Martínez, la experiencia Tomás Rincón, la inteligencia posicional de Yangel Herrera y Cristian Cásseres para defender y pisar el área rival con peligro; todo ello aunado a la ubicuidad del prometedor Telasco Segovia, la velocidad de Jefferson Savarino y Darwin Machís, y el desparpajo de Yeferson Soteldo para sacarse rivales con sus endiabladas aceleraciones, gambetas y cambios de ritmo le otorgan a Venezuela muchas variantes para contener y gestar en la zona media, donde se teje el fútbol para definir.

En el ataque, Venezuela cuenta con el rejuvenecido Salomón Rondón que viene de anotar 19 goles con el Pachuca, donde fue líder artillero de la Liga y de la Cocachampions, donde tituló a los Tuzos. La fuerza y motivación del Gladiador de Catia estará acompañada por la explosión de Jhonder Cádiz, que anotó 13 tantos con el Famalicão de Portugal, y la picardía de Kervin “Tuti” Andrade.

Avanzar a la segunda ronda será el primer paso para que la Copa de Norteamérica no sea una quimera para la Vinotinto.

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